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PRINCIPALES INVENTOS

Las nuevas tecnologías aplicadas a la producción y el transporte marcaron un cambio radical en la economía y la sociedad. El trabajo manual fue reemplazado por el uso de máquinas, mientras que los talleres artesanales y el trabajo doméstico fueron mayormente reemplazados por la fabricación a gran escala en fábricas. Las principales invenciones que desencadenaron la Revolución Industrial fueron las máquinas textiles, la máquina a vapor y el alumbrado público a gas.

La máquina de vapor

Patentada en 1769 por el escocés James Watt, la máquina a vapor resultó el invento más importante de la Revolución Industrial. Sus primeros usos fueron:

en el transporte (aceleró y mejoró el traslado de materias primas y productos gracias al ferrocarril y los barcos a vapor, y fomentó el comercio);

en la industria textil (permitió incrementar la producción a gran escala mediante maquinarias);

en la industria metalúrgica y siderúrgica (facilitó el bombeo de minas de carbón y el trabajo del hierro y el acero).


Las máquinas textiles


Las innovaciones en la industria textil fueron las primeras impulsoras del proceso de industrialización, pues permitieron ampliar la escala de producción y reducir el tiempo dedicado a cada pieza mediante el uso de máquinas. Esto supuso para los propietarios una reducción de los costos de producción y un incremento de las ganancias, lo cual impulsó la acumulación y reinversión de capital.

Los inventos más importantes fueron la lanzadera volante (creada por John Kay en 1733), la hiladora Jenny (patentada por James Hargreaves en 1770), la hiladora hidráulica (patentada por Richard Arkwright en 1769), el telar mecánico (introducido por Edward Cartwright en 1785), y la desmotadora de algodón (patentada por Eli Whitney en 1794 ).

El alumbrado público a gas

La instalación de lámparas a gas en las calles revolucionó las ciudades, que se convirtieron en lugares más seguros para transitar al estar iluminadas en horarios en los que ya no había luz solar (aunque se hicieron frecuentes los robos).

También favoreció a los propietarios de fábricas, cuyos trabajadores asalariados podían trabajar más horas gracias a la iluminación artificial, especialmente en los meses de invierno. A fines del período de la Revolución Industrial, las ciudades se habían transformado y sus poblaciones se habían duplicado o triplicado.

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