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CONSECUENCIAS

 La Revolución Industrial supuso un cambio notable en la forma de producir, en la organización del trabajo y en las condiciones de vida de la población. Algunas de las consecuencias de la Revolución Industrial fueron la mecanización del trabajo en las fábricas, el crecimiento de las ciudades, la contaminación ambiental, la división social en dos clases (burguesía y proletariado), el auge económico y político de la burguesía, la organización obrera y sindical y la aceleración de las comunicaciones y el transporte.

La mecanización en las fábricas

El trabajo manual en talleres fue mayormente reemplazado por el trabajo mecanizado en las fábricas. Este cambio aceleró los tiempos de producción, redujo los costos y mejoró el rendimiento de las empresas.

Al mismo tiempo, los artesanos fueron reemplazados por obreros industriales que trabajaban para el dueño de la fábrica a cambio de un salario. A principios del siglo XIX, algunos artesanos descontentos, llamados luditas, se dedicaron a destruir máquinas como protesta contra el reemplazo de la mano de obra artesanal. Sin embargo, el trabajo en las fábricas continuó y se expandió.

El auge de la burguesía

La Revolución Industrial provocó una inmensa generación y acumulación de riqueza, generalmente concentrada en los sectores burgueses que tenían la propiedad de las fábricas o se dedicaban al comercio y las finanzas. Este cambio también influyó en las posteriores innovaciones tecnológicas y productivas que expandieron el capitalismo a nivel mundial.

El crecimiento de las ciudades

A raíz de la Revolución Industrial, los grandes conglomerados urbanos multiplicaron su población y se produjo una notable separación entre la ciudad y el campo. Si bien las innovaciones técnicas y científicas promovieron avances médicos o sanitarios que ayudaron al crecimiento poblacional, la concentración de la población facilitó la transmisión de enfermedades infecciosas, especialmente en los barrios obreros.

La contaminación ambiental

La vida urbana provocó la concentración de contaminantes propios de las ciudades: residuos orgánicos y contaminantes atmosféricos provenientes de las estufas. Tanto en la primera etapa de la industrialización como en la llamada Segunda Revolución Industrial, la producción en fábricas dependió en gran medida del uso de combustibles, con la consecuente contaminación del aire. Por otro lado, la producción masiva de manufacturas aceleró la producción de residuos.



La división del trabajo y la organización obrera

La Revolución Industrial introdujo una división laboral basada en dos clases sociales:

la burguesía, dueña de las fábricas y otros medios de producción, se dedicaba tanto a la industria como al comercio y las finanzas;

el proletariado, proveniente de la ciudad o del campo, vendía su fuerza de trabajo en las fábricas a cambio de un salario.

Antes de que se conformaran las organizaciones obreras dedicadas a la defensa de los trabajadores (como los sindicatos), no existían leyes que regularan el trabajo del proletariado.

Dado que había un amplio sector de la población sin empleo ni recursos económicos, muchas personas aceptaban trabajos en condiciones muy desfavorables. Las jornadas laborales eran tan largas que se tornaban insalubres, y estaba permitido el trabajo infantil (muchas veces preferido por los dueños de las fábricas, porque a los menores de edad se les pagaba un menor salario).

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