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PRIMERAS INDUSTRIAS

 


La industria textil

Antes de la Revolución Industrial, la producción textil ya era muy importante en
Gran Bretaña y funcionaba principalmente mediante el sistema “putting-out”, por el que un empresario entregaba las herramientas y la materia prima (lana o algodón) a familias campesinas que se encargaban de producir textiles en sus hogares. La Revolución Industrial introdujo máquinas como la lanzadera volante, la hiladora Jenny, la máquina de hilar de Arkwright y el telar mecánico. Estas innovaciones permitieron el nacimiento del sistema fabril de trabajo, por el que la producción se concentraba en fábricas equipadas con grandes máquinas y amplios grupos de trabajadores asalariados. La industria textil alcanzó una escala sin precedentes.

La industria minera


A partir del siglo XIX, el carbón vegetal que provenía de la madera fue sustituido por el carbón de coque o mineral. El carbón era especialmente importante porque era el combustible empleado en las máquinas a vapor para el transporte (por ejemplo, el ferrocarril y el barco a vapor) y para la producción en fábricas (especialmente para alimentar los hornos de las industrias metalúrgica y siderúrgica). Esto impulsó la industria de la minería, que supuso la introducción de un sistema de ventilación y rieles para vagonetas, al mismo tiempo que incrementó los niveles de explotación de mano de obra y promocionó el trabajo infantil (debido a los estrechos caminos que conducían hacia el interior de las minas).

Las industrias metalúrgica y siderúrgica

El hierro y el acero fueron las principales materias primas de la época, que se
utilizaron para la producción de herramientas agrícolas, máquinas textiles, locomotoras, rieles de ferrocarril y barcos. Era posible trabajar el hierro y el acero debido al uso de hornos industriales que funcionaban a muy altas temperaturas gracias al combustible del carbón mineral. El procesamiento del acero se desarrolló inicialmente en las acerías de Sheffield (Inglaterra) en 1740, aunque su despegue se dio a mediados del siglo XIX y durante la Segunda Revolución Industrial.

La industria del transporte

Hasta el siglo XVIII, el sistema de transporte se basaba en medios de tracción animal o navegación a vela. En el siglo XIX, se pasó del transporte con caballos al ferrocarril, gracias al surgimiento de la máquina de vapor y al desarrollo de la industria siderúrgica que permitió elaborar las locomotoras y los rieles. El ferrocarril revolucionó el comercio y el transporte de personas. También se desarrolló el barco a vapor.



La expansión comercial

La Revolución Industrial generó un crecimiento comercial sin precedentes que impactó en todo el mundo. La invención del ferrocarril y el barco a vapor facilitó el transporte de materias primas a los centros de producción, así como el traslado de los productos fabricados a mercados internos y externos, a veces en países lejanos. De este modo, el comercio internacional se expandió y favoreció a los sectores burgueses (especialmente de Gran Bretaña) dedicados a la industria y el comercio.

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